viernes, 17 de junio de 2022

Opinión: ¿Cómo no se nos iba salir las lagrimas desde que la señal internacional puso la alineación? Fue un sentimiento dificil de describir.




Es cierto que ya pasaron tres días del alboroto y los festejos de la clasificación de la "Sele" a la Copa Mundial de la FIFA Catar 2022, pero de la misma felicidad y otros compromisos se me ha dificultado encontrar las palabras para reseñar ese coctel de sensaciones que vivimos a lo largo de este inolvidable 14 de Junio.

Gracias a las casualidades del destino he tenido la oportunidad de ver 5 de las 6 clasificaciones de Costa Rica a un Mundial, todas bastante sufridas, como olvidar las derrotas ante Barbados en Bridgestone y contra Guatemala en Mazatenango rumbo a Corea-Japón 2002, aquella serie contra Cuba para Alemania 2006 la cual superamos gracias al gol visitante, ni que decir del maldito gol de Jonathan Bornstein al minuto 90+5 camino a Sudafrica 2010, el pase a la Hexagonal rumbo a Brasil 2014 con el gol de Jose Miguel Cubero en el Cuscatlán y la anotación de Kendall Waston en el último minuto en el partido contra Honduras que nos dio el pase a Rusia 2018.

La "Tricolor" comenzó a disputar eliminatorias desde Suecia 58 y desde su debut premundialista se han registrado momentos difíciles y de grandes alegrías para el país, pero puedo hablar con total propiedad que el proceso al Mundial Catar 2022 ha sido la más sufrida que Costa Rica ha disputado en toda su historia, claro que se recuerda la eliminación de Francia 1998 o la estrepitosa caida rumbo a Sudafrica 2010 donde cosechamos 3 derrotas consecutivas, resultados que pagamos caro primero con el gol de Bornstein y luego la derrota que lloramos ante Uruguay en el único repechaje que CONCACAF le ha tocado disputar contra una selección de CONMEBOL para ir a un Mundial.

Nuestro país tuvo que sortear todo tipo de obstáculos para meterse nuevamente entre las mejores 32 selecciones de todo el planeta, con situaciones tanto dentro como fuera de la cancha, en el plano deportivo Gustavo Matosas dejó botada a la Selección porque se aburrió y el mal desempeño en la Final Four de la Liga de Naciones de la CONCACAF 2019-2020 le costaron la cabeza a Ronald González y sin mucho tiempo para maneobrar, la Fedefut eligió a Luis Fernnado Suárez para la dificil misión de llevar a Costa Rica a su sexta Copa del Mundo, sin embargo los primeros resultados no acompañaban al técnico colombiano y todo parecía irse al mismo precipicio del Volcán Irazú a donde cayeron las repetidoras de Enlace Televisión.

Si la situación ya estaba bastante complicada dentro de la cancha, la extradeportiva estaba igual o peor, las restricciones, la situación economica, un monton de gente sin trabajo o con las jornadas reducidas, la división entre pro-vacunas y anti-vacunas y los partidos de la Selcción Nacional como local con aforo reducida todo a raíz de la pandemia del Coronavirus Covid-19 y finalmente el aumento del dólar y los precios del combustible, fue solo parte de las 15 estaciones del viacrucis "Tricolor".



La Selección Nacional comenzó su camino a Catar 2022 de la peor forma que pudo haber iniciado una Eliminatoria, en sus primeros 4 compromisos, había conseguido solo 3 puntos de 12 posibles y solo un gol a favor. Con la mitad de la primera vuelta recorrida, pensar en la clasificación o en la clasificación directa parecía un sueño lejano, el alivio llegó con el triunfo ante El Salvador, pero las alarmas se volvieron a encender con sendas derrotas ante Canadá y Estados Unidos, terminando la primera mitad del Premundial con solo un triunfo en 7 juegos disputados.

Costa Rica inició la segunda vuelta de la Octagonal ocupando el quinto lugar de la Tabla de Posiciones con solo 6 puntos de 21 de posibles, mientras que Panamá ocupaba el cuarto puesto con 11 unidades, por lo que ya no había margen de error y había que sumar la cantidad de puntos posibles y esperar un resultado adverso de los canaleros para quedarse con el cuarto puesto, en otras palabras esperar un milagro.

Como si se tratara de un guión de una pelicula de Walt Disney, la Selección Nacional hizo una segunda vuelta de ensueño ganando 6 de los 7 partidos que disputó, pero eso hubiera quedado solo como anecdota de no ser por ese milagroso empate de Honduras ante Panamá, ese partido fue uno de los únicos 4 puntos que tuvieron los catrachos en toda la Octagonal.

El equipo patrio se dejó el cuarto puesto de la Octagonal Final que le permitió disputar el repechaje, ese mismo cuarto lugar y esa famosa instancia en la cual lloramos aquel 18 de Noviembre del 2009 cuando perdimos el último boleto a Sudadrica 2010 con el pitazo final del suizo Massimo Bussaca.

Lo inédito volvió a poner un techo muy alto en la historia de Costa Rica en las Eliminatorias Mundialistas, en esta ocasión no fue disputar una serie ida y vuelta contra una selección de sudamerica, sino era disputar un repechaje a partido único en cancha neutral, lo que posiblemente a ninguna selección de la CONCACAF le ha tocado pasar o le pasará en la vida.

Aunque obviamente hubiera deseado mil veces clasificar directo y no pasar por esta temida y odiada instancia, el Repechaje Intercontinental CONCACAF-OFC entre Costa Rica y Nueva Zelanda, es de esos partidos que voy atesorar en mi memoria por siempre, no temo al decir que el 14 de Junio del 2022 ha sido uno de los días más felices de mi vida, desde el día anterior la nervia y las ansias ya se había propagado en todo mi ser al punto de no poder conciliar el sueño y estoy seguro que fue el mismo sentimientos de muchos ticos esperando que fueran las 12 pm para que comenzara el partido.



Otra vez el fútbol, ese deporte de 22 desconocidos persiguiendo y pateando una bola, tuvo el poder de unirnos en un solo sentimiento como hace casi 10 años nadie había sido capaz de hacerlo, no había nadie en el país sin la roja puesta, a donde uno fuera todos estaban con la camiseta Tricolor, hasta chiquitos, quienes ni si quiera vieron Rusia 2018, los niños en las escuelas brincando de la felicidad, aunque talvez no dimensionen semejante acontecimiento y aquellos que a lo mejor no vieron ninguno de los 14 partidos eliminatorios anteriores querían ver el tan esperado choque que se disputó en Doha.

Es que fue algo mágico, desde que la señal internacional de la FIFA puso la alineación de Costa Rica en la pantalla se me salieron las lagrimas, no me pude contener, fue algo inmediato, es que ¿como no se me iban  a salir las lagrimas?, si se traba de la misma señal internacional de los Mundiales, esa misma que nos eriza la piel automáticamente desde que ponen las graficas con las banderitas y las condiciones del tiempo, los que no perdemos ni un detalle de una transmisión entendemos el sentimiento, desde ese momento dije en mis adentros "¡Esto lo ganamos!".

Si las emociones ya estaban a flor de piel, sin ni siquiera haber comenzado el partido, cuando uno veía como los jugadores de la Selección Nacional entonaban las notas del Himno Nacional y como Francisco Calvo da ese pisotón al final, ya era más dficil dejar llorar y estoy seguro que a mas de uno le salió una que otra lagrima de ver ese lindo instante.



Ya en el partido, los 94 minutos del mismo fueron a lo Costa Rica, a pesar de que siempre llevamos la ventaja y celebramos en 4 instantes del compromiso (en el gol de Campbell, el gol anulado a Nueva Zelanda, la expulsión del neozelandés y el final del juego), fue un verdadero sufrimiento. Las constantes llegadas de los "All Whites" al marco de Keylor Navas y esos eternos 4 minutos de reposición, que de seguro mas de uno se le vino la mente lo que pasó en Washington hace 13 años, desbloquearon un nuevo nivel de sufrimiento.

Llegó el pitazo final del árbitro Mohammed Abdulla Alalí y se vino la llorada mayor, si digo lo contrario me estaría engañando y les estaría mintiendo, es que no es para menos, no es para menos con todo lo que llegamos a pasar a lo largo de estos 2 años, esas depresiones, las lloradas en la noche en la cama de no saber que iba a pasar con la pandemia, las discusiones en redes sociales contra las restricciones, los que se querían vacunar y los que no se querían vacunar, aquellos que tuvieron complicaciones severas en la salud y debieron pasar en UCI, las amistades que se alejaron, los chats de amigos de Whatsapp que se fragmentaron, las jornadas reducidas, los que se quedaron sin trabajo y otro montón de procesos que tuvimos que pasar.

Para mi el pitazo de Abdulla Alalí fue como encontrar la segueta para cortar un grillete que llevaba puesto en el tobillo desde el 31 de Diciembre del 2019 cuando se supo que había una extraña enfermedad contagiosa en Wuhan, China, es que volver a ver la Fuente de la Hispanidad repleta de gente, ver a todo un país contento al mismo tiempo tirado a las calles celebrando, cuando hace 2 años ni si quiera se podía salir a la calle ni a visitar a un ser querido me dio tanta felicidad, tanta alegria, hace 2 años había que meterse a YouTube para recordar las celebraciones de Brasil 2014 anhelando llegar el día de volver a celebrar con la familia, con las amistades presencial o virtualmente.

Si bien es cierto, la clasificación al Mundial no va solucionar nuestros problemas a nivel general o en nuestro entorno, no es que a la gente le van a regalar un mes de alquiler en un apartamento o en casas, no es que le van a anular la pensión alimenticia a las personas que tienen esta obligación por haber vivido con una expareja más de 2 años en el mismo techo, tampoco van a desaparecer todas demandas de cobro judicial que alguien puede tener en estos momentos o le va salir un trabajo por arte magia, estamos totalmente seguros que nada de eso cambió, pero definitivamente todos, absolutamente todos esperabamos con ansias que llegara este día, porque está felicidad, la esperábamos, la necesitábamos y la merecíamos.


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