domingo, 27 de marzo de 2011

Majestuosa inauguración del Nuevo Estadio Nacional.


Ayer se vivió una hermosisima fiesta en la inauguración del Nuevo Estadio Nacional, todo el país completo quedó anonadado, asombrado, impactado y nuestro ojos brillaban con esperanza de aqui se pueden hacer las cosas bien.

Las 2 horas de la ceremonia de apertura fueron igualitas a la de una Final Champions o de un Mundial, no le tenemos que envidiarle a ninguno de los 2 torneos, un juego de polvora que jamás será superado en la historia de este país, lo sucedido ayer en el Parque Metropolitano nunca ha tenido registro alguno, nadie ha sido testigo de algo similar de Peñas Blancas a Paso Canoas, lo que se vio ayer jamás se ha visto en la historia de Costa Rica y no lo decimos por generar sencionalismo no no para nada, lo de ayer fue un espectaculo que tendrá que ser relatado por los grandes cronistas, periodistas de todas las generaciones posibles.

A las 3 pm se abrieron las puertas del coloso para que ingresara el publico que estaba ansioso de lo que iba a ver en la ceremonia apertura, las 3 horas de espera valieron la pena para ser testigo de los historicos discursos del ex-presidente Oscar Arias, delegado de China y la Presidenta de la República Laura Chinchilla, una vez finalizado los discursos comenzó el hermoso homenaje a las personas que nos han hecho llorar de la alegría en toda disciplina deportiva, en nuestro deporte rey, la Selección Sub-20 que disputó el Mundial de Egipto 2009, la "Sele" de Italia 90 y el jugador de la Liga Deportiva Alajuelense, Alejandro Morera Soto.

Luego de ese homenaje comenzaron los números de un grupo de danza de China, lo más asombross fue el números de los brazos, 8 millones de ojos quedaron atonitos de lo que vimos ayer en ese instante.

No se puede decir nada del juego de polvora, nada mas podemos decir que es lo mejor que ha visto en la historia de este país, impresionante fue cuando inicio en la cancha, definitivamente la inversión y el sacrificio de comprar la entrada puedo decir con propiedad que valio la pena.

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