jueves, 16 de junio de 2011

El recibimiento de ayer en el Centenario no tiene registro alguno.


Si hay un país que lleva el fútbol en las venas, que desayuna fútbol, que almuerza fútbol, que cena fútbol y duerme pensando en fútbol definitivamente es Uruguay, no hay que vivir allá para argumentar lo que estoy diciendo. Ayer me quedó más que claro que el fútbol es una pasión de 365 días en aquel país sudamericano.

La barra del Club Atlético Peñarol en las 3 graderias del mitico centenario, el Colombes, Ámsterdam y América hicieron un recibimiento que en lo personal no creo que se vuelva a repetir en la historia del fútbol mundial, todos los involucrados en el partido, los comentaristas de FOX Sports, los jugadores de ambos equipos y hasta los mismos aficionados quedaron anonadados de hasta donde puede llegar el amor a un equipo de fútbol, sentimiento que no quedó ninguna duda luego de la obra de arte que hizo la barra del Peñarol.

Defenitivamente este recibimiento no hay que darle absolutamente nada de envidia a una final de la Champions, lo visto ayer fue un juego de polvora de grandes proporciones digno de una final continental como es la Copa Libertadores de América.

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