sábado, 16 de octubre de 2010

El fútbol puso su cara mas triste.

Cuando se desborda la pasión
Por: Jossie Zamora


Los años pasan pero el dolor de sus conocidos y familiares nunca tendrán cura, lo que era un sano espectaculo para toda la familia y una fiesta deportiva entre 2 paises, terminó en una de las páginas más negras que ha escrito la historia del fútbol.

La afición guatemalteca queria apoyar a su selección ante Costa Rica, en temas deportivos los guatemaltecos no se llevan muy con los nuestros por lo que el partido iba ser de vida o muerte para la tricolor.

Los periodicos impactaban a la gente con las crueles imagenes de la avalancha que cobró la vida de 84 personas y 105 heridos, jugadores, bomberos, cruzrojistas, voluntarios tuvieron que redoblar esfuerzos y tratar de sacar a los que trataban de salir de ese mar de gente que queria presenciar el partido.

La capacidad del Estadio Mateo Flores era de 45 mil espectadores y para aquel 16 de Octubre del 96, 10 mil personas habían superado la capacidad del inmueble, nadie sabe como ingresaron tanta cantidad de personas a un solo mismo sector, lo que si sabe es que la gente quería aquel importante juego a como diera lugar.

Lamentablemente la tragedia sirvió de lección para los estadios más importantes de nuestra región no solo para partidos de fútbol sino para eventos masivos, lo que si me duele de esto fue que tuvieron morir tantas personas para darse cuenta que hubieron anomalias en la venta de entradas.

En Costa Rica la situación no se tomó en serio después de lo que ocurrió en Guatemala, no es posible que las productoras organicen conciertos en un estadio tan viejo y tan abandonado como lo es el Ricardo Saprissa, con solo pasar de largo uno ve que ese estadio ya cumplió su ciclo y un colapso en su estructura no sería nada asombroso durante uno de esos recitales donde solo ganan las productoras y los fiebres de los grupos musicales.

Las potencia que tienen los amplificadores de sonido durante esos eventos deterioran mas el estadio que ya tiene mas 20 años sin ser remodelado desde la gestión de Fabio Garnier, pero no nos quedemos en Tibás, después del concierto de Red Hot Chilly Peppers en el Eladio Rosabal Cordero, la gramilla del inmueble herediano quedó totalmente inservible y obviamente sirvió de burla para la opinión publica.

La desesperación de los empresarios por organizar eventos masivos como los conciertos de los últimos años donde han traido grupos de renombre, podrían pasarle la factura más cara que haya recibido debido al abandono de las estructuras por la desesperación de ver a su grupo favorito.

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